La toma de antiinflamatorios puede dificultar la recuperación del tejido tras una lesión

  • Los expertos recomiendan los medicamentos de acción biorreguladora porque permiten modular la inflamación y los síntomas de las lesiones

 Madrid, 22 de noviembre de 2013. La toma de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para tratar los síntomas de una lesión puede dificultar la recuperación del tejido dañado, según han concluido los expertos reunidos en el XII Simposio Internacional Clínica CEMTRO Avances y Actualizaciones en Traumatología y Ortopedia, que se celebra en el hospital madrileño.

Diversos estudios han demostrado que “el uso de antiinflamatorios en las fracturas óseas y en las lesiones tendinosas afecta a la reparación de estos tejidos, enlenteciendo o dificultando su curación”, según asegura el doctor Tomás Fernández Jaén, jefe del Servicio de Traumatología y Medicina Deportiva de la Clínica CEMTRO y vocal de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE). Este especialista ha publicado, junto con otros médicos de CEMTRO, una revisión de estudios en la revista Archivos de Medicina del Deporte en la que se concluye que a la hora de tratar una lesión “en lugar de hablar de antiinflamación deberá hablarse de regulación de la inflamación para disminuir los efectos molestos pero al mismo tiempo ayudar al tejido a repararse de la forma más correcta”. La evolución de un tejido dañado “hacia fibrosis o regeneración completa dependerá de qué hecho bioquímico o celular predomine en el foco de la lesión durante la fase inflamatoria”, señala el documento.

La inflamación se ha visto siempre como un proceso patológico que debía ser bloqueado con los medios terapéuticos disponibles, de ahí “que el uso de técnicas y fármacos antiinflamatorios proliferen y sean de práctica habitual, extendida e indiscriminada en la población en general y en los deportistas en particular”, indica el trabajo. Sin embargo, “la biología y fisiología de la reparación de los tejidos demuestran que el proceso inflamatorio pone en marcha los mecanismos intrínsecos de reparación y regeneración de los mismos”, añade.

El principal efecto de los antiinflamatorios consiste en “inhibir la inflamación o sus signos externos como el dolor, la hinchazón o el rubor”, comenta el doctor Fernández Jaén. Sin embargo, las sustancias que provocan esos síntomas intervienen en otros procesos como asegurar el riego sanguíneo de la zona dañada, evitar la extensión del daño, atraer células de defensa, acelerar la limpieza de las células muertas y regenerar o reparar el tejido, añade.

 La inflamación es “una respuesta protectora del organismo, generalmente local y controlada, cuyo objetivo final es liberarle de la causa inicial de la lesión celular. Por tanto, el tratamiento de las lesiones debe dirigirse a controlar la inflamación y el dolor y conseguir una reparación tisular precoz para que el deportista se reincorpore lo antes posible a los entrenamientos y a la competición», indica un documento de consenso elaborado por FEMEDE.

Opción natural para modular la inflamación

Ante el abuso de este tipo de tratamientos, la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE) defiende el uso de medicamentos de acción biorreguladora. Algunos de ellos contienen principios activos de origen vegetal y mineral que estimulan la respuesta natural del organismo. En el documento de consenso ya citado se reconoce que su función principal es «favorecer la recuperación natural del tejido lesionado». Además, «algunos de sus componentes son capaces de modular la inflamación y los síntomas de las lesiones, tienen acción analgésica, estimulan la cicatrización y pueden tener efectos hemostáticos [detienen la hemorragia] contribuyendo a eliminar el estasis venoso y el edema. Su objetivo final es restaurar el funcionamiento normal de los mecanismos de regulación».

 El mecanismo de acción de la medicina biorreguladora consiste en «estimular  al sistema inmunológico favorecien­do la resolución de los procesos inflamatorios, facilitando el drenaje y detoxificación de los tejidos, y restableciendo el equilibrio o balance fisiológico”, indica el documento. Por eso, añade, «son un recurso terapéutico más, entre todos los que dispone la medicina, y sirven para compensar los abusos de ciertas terapias convencionales (como los corticoides, antiinflamatorios, etc.) ayudando en algunos casos a solucionar los problemas derivados de éstas».

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